EUROPA ANTES Y DESPUES DE LA 2º GUERRA MUNDIAL.
ANTES:
Los años que precedieron a
la declaración de guerra entre el Eje y los Aliados en 1939 fueron
tiempos tumultuosos en todo el mundo. La Gran Depresión había comenzado
una década antes, dejando a gran parte del mundo desempleado y
desesperado. El nacionalismo fue barriendo a través de Alemania
y se indignaron contra las medidas punitivas del Tratado de Versalles
con el que terminó la Primera Guerra Mundial. China y Japón había
estaban en guerra desde que las tropas japonesas invadieron Manchuria en
1931. Alemania, Italia
y Japón pusieron a prueba a la recién creada Naciones Unidas con
múltiples invasiones y ocupaciones de los países vecinos, y se sintieron
animados a seguir cuando no tuvieron que pagar demasiado las
consecuencias de sus actos.
La guerra civil española estalló en 1936, convirtiéndose en un ensayo perfecto para la próxima Guerra Mundial - Alemania e Italia
apoyaron a los rebeldes nacionalistas dirigidos por el general
Francisco Franco, y cerca de 40.000 extranjeros viajaron a España para
luchar en lo que veían como la mayor guerra contra el fascismo. En los
últimos años, antes de la guerra, la Alemania
nazi abrió el camino hacia el conflicto - el rearme, la firma de un
tratado de no agresión con la URSS, la anexión de Austria y la invasión
de Checoslovaquia. Mientras tanto, los Estados Unidos aprobaban varias
leyes de neutralidad, tratando de evitar la intervención en el exterior,
ya que se enfrentaban a las consecuencias de la Gran Depresión y a años
de gran sequía. A continuación se muestran algunas fotografías
significativas de estos acontecimientos que condujeron a la Segunda
Guerra Mundial.
DESPUÉS:
Al finalizar la II Guerra Mundial
habían muerto 40 millones de personas y 35 millones habían resultado heridas,
la mayoría de ellas en la URSS, Polonia, Alemania y Yugoslavia, sin embargo la
población no descendió porque el número de nacimientos superó al de muertes.
Al finalizar había 15 millones de desplazados que buscaban volver a su lugar de
origen.
En Europa los países perdieron
gran parte de su capacidad industrial y de sus infraestructuras. La producción agraria
se vio también afectada con descensos en casi todos los países y un gran número
de viviendas habían sido destruidas.
Además de la falta de alimentos,
materias primas y energía los europeos carecían de medios de pago con los que
importar, y los problemas monetarios y de endeudamiento por la guerra
agravaban el problema.
Sin embargo existían una serie de
factores que propiciaban una reconstrucción europea tras la guerra: no se
destruyó todo el tejido productivo en la guerra; el interés de Estados Unidos
(EEUU) en la reconstrucción de Europa; se había afianzado la idea de la
necesaria cooperación entre los estados europeos para conseguir la
recuperación; y surgió un nuevo sentimiento de supranacionalidad.
Durante los años 40 se fueron creando
diferentes movimientos europeos que apostaban por una integración o una
cooperación europea: la Unión de Federalistas Europeos, 1946; Movimiento
Europeo, 1947; “Ligue Européenne Cooperation Economique”, 1948; el Consejo de
Europa, 1949.
Sin embargo la firma de alianzas
militares de defensa en Europa, que llevaron a la creación de la OTAN, pusieron
en peligro los procesos de integración en Europa al marginar a aquellos países
que querían permanecer neutrales o no alineados.
Aunque los Estados Unidos habrían
enviado 25.000 millones de dólares en ayuda económica de 1945 a 1948, esta ayuda
se agotó pronto y no sirvió para la recuperación económica de Europa. En 1947, el secretario de estado de EEUU,
George C. Marshall, planteó la necesidad de enviar una ayuda a Europa para su
recuperación económica condicionada a que Europa hiciese un inventario de sus
recursos y elaborase un plan común de recuperación económica que llevase a la
formación de un gran mercado europeo. Para alcanzar los objetivos había tres
vías: programa común de recuperación económica, unión aduanera y liberalización
de los intercambios.
Al final de las tres vías se escogió la
tercera vía que dio origen a la creación de la Organización Europea para la
Cooperación Económica (OECE), esta organización consiguió un acuerdo respecto
al reparto de los fondos aportados por EEUU pero no consiguió que se acordase
un plan conjunto de desarrollo y se quedó en unos principios generales:
estabilidad monetaria, estimular las exportaciones, reducción las
importaciones, modernizar las infraestructuras y la producción y reducir los
desequilibrios europeos.
A finales de los años 40 se
desarrollaron diferentes proyectos de uniones aduaneras: Francital (entre
Francia e Italia), el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), Finebel (Entre
los países de Francital y el Benelux), Uniscan (Reino Unido, Dinamarca, Noruega
y Suecia) y el Consejo Nórdico (entre los países escandinavos).