jueves, 15 de diciembre de 2016

TIPOS DE LENGUAJES



El lenguaje es un sistema de comunicación, conformado por signos de tipo oral y escrito, que mediante determinadas combinaciones, adquiere sentido para una comunidad lingüística.
 Clasificación del lenguaje, la cual se divide en:

LENGUAJE ANIMAL: como su nombre lo indica, es el utilizado por los animales con el fin de comunicarse entre sí. Incluye señales de carácter visual, sonoras y olfativas.

LENGUAJE HUMANO: es aquel capaz de exteriorizar emociones. Esta conducta de tipo lingüística depende de la interacción con otros individuos para que se desarrolle, es decir, no es instintiva.

Dentro del lenguaje humano, existe a su vez, una subclasificación de acuerdo al grado de convencionalidad presente en la construcción de signos lingüísticos.

LENGUAJE NATURAL:
Es empleado de manera inconsciente durante la infancia del individuo y responde a factores culturales.

LENGUAJE ARTIFICIAL:
El lenguaje artificial se origina a partir de un acuerdo arbitrario entre individuos, y su propósito se basa en evadir cualquier inconveniente derivado de la ambigüedad presente en el lenguaje natural.

Este tipo de lenguaje (artificial) se subdivide a su vez en: 

LENGUAJE FORMAL: además de ser creado de manera artificial, el lenguaje normal tiene la peculiaridad de erigirse a partir de pautas específicas de construcción y modificación del mismo.

LENGUAJE TÉCNICO: se caracteriza por emplear vocablos propios del lenguaje natural, pero cada uno de ellos recibe un significado específico de acuerdo a los propósitos buscados por la colectividad lingüística que los utilice.

EUROPA ANTES Y DESPUES DE LA 2º GUERRA MUNDIAL.

La Segunda Guerra Mundial fue un conflicto militar global que se desarrolló entre 1939 y 1945. En él se vieron implicadas la mayor parte de las naciones del mundo, incluidas todas las grandes potencias, agrupadas en dos alianzas militares enfrentadas: los Aliados de la Segunda Guerra Mundial y las Potencias del Eje. Fue la mayor contienda bélica de la Historia, con más de cien millones de militares movilizados y un estado de «guerra total» en que los grandes contendientes destinaron toda su capacidad económica, militar y científica al servicio del esfuerzo bélico, borrando la distinción entre recursos civiles y militares



ANTES:

Los años que precedieron a la declaración de guerra entre el Eje y los Aliados en 1939 fueron tiempos tumultuosos en todo el mundo. La Gran Depresión había comenzado una década antes, dejando a gran parte del mundo desempleado y desesperado. El nacionalismo fue barriendo a través de Alemania y se indignaron contra las medidas punitivas del Tratado de Versalles con el que terminó la Primera Guerra Mundial. China y Japón había estaban en guerra desde que las tropas japonesas invadieron Manchuria en 1931. Alemania, Italia y Japón pusieron a prueba a la recién creada Naciones Unidas con múltiples invasiones y ocupaciones de los países vecinos, y se sintieron animados a seguir cuando no tuvieron que pagar demasiado las consecuencias de sus actos.
La guerra civil española estalló en 1936, convirtiéndose en un ensayo perfecto para la próxima Guerra Mundial - Alemania e Italia apoyaron a los rebeldes nacionalistas dirigidos por el general Francisco Franco, y cerca de 40.000 extranjeros viajaron a España para luchar en lo que veían como la mayor guerra contra el fascismo. En los últimos años, antes de la guerra, la Alemania nazi abrió el camino hacia el conflicto - el rearme, la firma de un tratado de no agresión con la URSS, la anexión de Austria y la invasión de Checoslovaquia. Mientras tanto, los Estados Unidos aprobaban varias leyes de neutralidad, tratando de evitar la intervención en el exterior, ya que se enfrentaban a las consecuencias de la Gran Depresión y a años de gran sequía. A continuación se muestran algunas fotografías significativas de estos acontecimientos que condujeron a la Segunda Guerra Mundial.
  


 DESPUÉS:





Al finalizar la II Guerra Mundial habían muerto 40 millones de personas y 35 millones habían resultado heridas, la mayoría de ellas en la URSS, Polonia, Alemania y Yugoslavia, sin embargo la población no descendió porque el número de nacimientos superó al de muertes. Al finalizar había 15 millones de desplazados que buscaban volver a su lugar de origen.
En Europa los países perdieron gran parte de su capacidad industrial y de sus infraestructuras. La producción agraria se vio también afectada con descensos en casi todos los países y un gran número de viviendas habían sido destruidas.
Además de la falta de alimentos, materias primas y energía los europeos carecían de medios de pago con los que importar, y los problemas monetarios y de endeudamiento por la guerra agravaban el problema.
Sin embargo existían una serie de factores que propiciaban una reconstrucción europea tras la guerra: no se destruyó todo el tejido productivo en la guerra; el interés de Estados Unidos (EEUU) en la reconstrucción de Europa; se había afianzado la idea de la necesaria cooperación entre los estados europeos para conseguir la recuperación; y surgió un nuevo sentimiento de supranacionalidad.
Durante los años 40 se fueron creando diferentes movimientos europeos que apostaban por una integración o una cooperación europea: la Unión de Federalistas Europeos, 1946; Movimiento Europeo, 1947; “Ligue Européenne Cooperation Economique”, 1948; el Consejo de Europa, 1949.
Sin embargo la firma de alianzas militares de defensa en Europa, que llevaron a la creación de la OTAN, pusieron en peligro los procesos de integración en Europa al marginar a aquellos países que querían permanecer neutrales o no alineados.
Aunque los Estados Unidos habrían enviado 25.000 millones de dólares en ayuda económica de 1945 a 1948, esta ayuda se agotó pronto y no sirvió para la recuperación económica de Europa.  En 1947, el secretario de estado de EEUU, George C. Marshall, planteó la necesidad de enviar una ayuda a Europa para su recuperación económica condicionada a que Europa hiciese un inventario de sus recursos y elaborase un plan común de recuperación económica que llevase a la formación de un gran mercado europeo. Para alcanzar los objetivos había tres vías: programa común de recuperación económica, unión aduanera y liberalización de los intercambios.
Al final de las tres vías se escogió la tercera vía que dio origen a la creación de la Organización Europea para la Cooperación Económica (OECE), esta organización consiguió un acuerdo respecto al reparto de los fondos aportados por EEUU pero no consiguió que se acordase un plan conjunto de desarrollo y se quedó en unos principios generales: estabilidad monetaria, estimular las exportaciones, reducción las importaciones, modernizar las infraestructuras y la producción y reducir los desequilibrios europeos.
A finales de los años 40 se desarrollaron diferentes proyectos de uniones aduaneras: Francital (entre Francia e Italia), el Benelux (Bélgica, Holanda y Luxemburgo), Finebel (Entre los países de Francital y el Benelux), Uniscan (Reino Unido, Dinamarca, Noruega y Suecia) y el Consejo Nórdico (entre los países escandinavos).





























  

martes, 13 de diciembre de 2016

LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
La Primera Guerra Mundial, también conocida como Gran Guerra,b fue una guerra desarrollada principalmente en Europa, que dio comienzo el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918, cuando Alemania aceptó las condiciones del armisticio. Tras seis meses de negociaciones en la Conferencia de Paz de París, el 28 de junio de 1919 los países aliados firmaron el Tratado de Versalles con Alemania, y otros a lo largo del siguiente año con cada una de las potencias derrotadas..


 Durante la Primera Guerra Mundial, las Potencias de la Entente -- Gran Bretaña, Francia, Serbia y la Rusia Imperial (a las que más tarde se unieron Italia, Grecia, Portugal, Rumania y Estados Unidos) -- lucharon contra las Potencias Centrales: Alemania y Austria-Hungría (a las que más tarde se incorporaron la Turquía Otomana y Bulgaria).



 El entusiasmo inicial de todas las partes respecto a una victoria rápida y decisiva se desvaneció cuando la guerra se empantanó en un punto muerto de costosas batallas y guerra de trincheras, particularmente en el frente occidental. El sistema de trincheras y fortificaciones en el oeste se extendió en su punto máximo a 475 millas (764 km), aproximadamente desde el Mar del Norte hasta la frontera suiza, y definieron la guerra para la mayoría de los combatientes norteamericanos y de Europa Occidental. La vasta extensión del frente oriental impedía una guerra de trincheras a gran escala, pero la escala del conflicto era equivalente a la del frente occidental. También hubo intensos combates en el norte de Italia, en los Balcanes y en la Turquía otomana. Los combates tuvieron lugar en el mar y, por primera vez, en el aire.

 En abril de 1917, se produjo un cambio decisivo en las hostilidades cuando la política de guerra submarina irrestricta de Alemania sacó a Estados Unidos del aislacionismo y lo llevó al centro del conflicto. Las nuevas tropas y el nuevo material de la Fuerza Expedicionaria Estadounidense (American Expeditionary Force, AEF) bajo el mando del General John J. Pershing, junto con el bloqueo en constante aumento de los puertos alemanes, a la larga ayudaron a cambiar el equilibrio del esfuerzo bélico a favor de la Entente.
 
 Apenas conseguida, esta ventaja para las fuerzas de la Entente fue compensada por los sucesos que tuvieron lugar en el teatro de operaciones oriental de la guerra. Desde comienzos de 1917, Rusia, una de las potencias principales de la Entente, había sufrido una gran agitación. En febrero de ese año, el mal manejo de la guerra por parte del gobierno zarista había contribuido a inspirar un levantamiento popular: la Revolución de Febrero. La revolución forzó la abdicación del zar Nicolás II y puso en el poder un Gobierno Provisional de facciones liberales y socialistas, que a fin de cuentas estaba bajo el mando del miembro del partido Socialista Revolucionario, Alexander Kerensky. Este breve experimento con la democracia pluralista fue caótico y, en los meses del verano, el continuo deterioro del esfuerzo bélico y una situación económica cada vez más calamitosa provocó disturbios por parte de los trabajadores, los soldados y los marinos rusos ("Los días de julio").



 La Primera Guerra Mundial representó una de las guerras más destructivas de la historia moderna. Como consecuencia de las hostilidades murieron casi diez millones de soldados, cifra que supera ampliamente la suma de las muertes de militares de todas las guerras de los cien años anteriores. Si bien es difícil determinar con precisión las estadísticas de las bajas, se calcula que 21 millones de hombres fueron heridos en combate.


 Las enormes pérdidas a ambos lados del conflicto, en parte, fueron el resultado de la introducción de nuevas armas, como la ametralladora y el gas, así como el hecho de que los jefes militares no adaptaron sus tácticas a la naturaleza crecientemente mecanizada de la guerra. La política de desgaste, particularmente en el frente occidental, les costó la vida a cientos de miles de soldados. El 1 de julio de 1916, la fecha en que se produjo la mayor pérdida de vidas en un solo día, en Somme sólo el ejército británico sufrió más de 57.000 bajas. Alemania y Rusia registraron la mayor cantidad de muertes de militares: aproximadamente 1.773.700 y 1.700.000, respectivamente. Francia perdió el 16% de sus fuerzas movilizadas, la tasa de mortalidad más alta en relación con las tropas desplegadas.

 Ningún organismo oficial llevó una cuenta minuciosa de las pérdidas de civiles durante los años de la guerra, pero los estudiosos afirman que 13 millones de no combatientes murieron como consecuencia directa o indirecta de las hostilidades. La mortalidad de las poblaciones de militares y civiles llegó al punto máximo al final de la guerra con el brote de la "gripe española", la más mortífera epidemia de influenza de toda la historia. Como consecuencia del conflicto, millones de personas fueron desarraigadas o desplazadas de sus hogares en Europa y Asia Menor. Las pérdidas industriales y de propiedades fueron catastróficas, especialmente en Francia y Bélgica, donde los enfrentamientos habían sido más intensos.




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